Bajar a su parada no tardo mucho en llegar a
su casa, un pequeño apartamento donde le rodeaban cientos de libros de
fantasía, lo mas seguro es que terminara su trabajo, cenara algo y se dormiría
con un libro entre las manos, al llegar a su puerta encontró un pequeño
paquete, lo cogió y pensó que era algo que encargo en una librería, pero esa
forma tan reducida no le recordaba a un libro. Al entrar dejo sus cosas encima
de la mesa y abrió el paquete, era una caja de madera bastante antigua, la abrió
ya que la curiosidad le estaba concomiendo. Vio una pequeña joya roja, ella
negó con la cabeza y la dejo encima de la mesa, descubriendo dentro de la caja
un viejo pergamino. Anais se lleno un vaso de leche y comenzó a leerlo con
mucha curiosidad, solo habia unas extrañas palabras que eran palabras como se
conocían a los pechos, desde lo mas científico, hasta lo mas soez. Suspiro y
cogió la pequeña joya, comenzó a leer lo que ponía en el antiguo pergamino:
-Vamos
a ver Pecho, seno, breast, tetas, tetazas….
Ella
no vio que pasara nada con esa joya tras leer lo que ponía, suspiro y se puso a
pensar en la chica del autobús, cogió la joya con fuerza y ella comenzó a
desearlo con todas sus fuerzas:
-Quiero,
quiero….
Paso algo y los pequeños pechos que tenia la jovencita se comenzaron a hinchar, ella seguía con los ojos cerrados deseándolo, no se daba cuenta que sus pechos se comenzaban a hinchar en esa cárcel de tela de su camiseta, que al crecer hizo que la camiseta encogiera y que se pudiera ver un poco su ombligo. Lanzo el aire y como sus pechos se hincharon se volvieron a desinchar. Dejo la joya y sintió algo extraño, era como si sus pechos habían crecido, ella negó con la cabeza ya que aquello era algo que deseaba con todas sus fuerzas, un anelo. Miro su camiseta y vio que estaba dada de si, parecía que era un par de tallas mas grande, eso le extraño bastante.
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