La gente del local vio sorprendida como Maria y aquella mujer rubia se peleaban, se tiraban de los pelos, se tiraban encima de las mesas, se rompían sus perfectos trajes cuasi desnudándose. Caleb muerto de miedo quiso salir corriendo hasta que llego la policía, la policía les salvo la vida de ese terrorífico momento. El estaba muerto de miedo pero la mayoría del los clientes femeninos disfrutaron de ese momento, disfrutaron de la pelea femenina hasta el final.
Sindya estaba aburrida de su trabajo, día tras día esa veinteañera de pelo oscuro y cuerpo delgaducho, cuerpo poco voluptuoso tenia que trabajar como ayudante en ese pequeño laboratorio de medicinas, solo quería salir de allí y pensar lo que aria aquella noche tomar muchas copas y pasarlo muy bien. Como cada día se fijo en algo que le parecía sorprendente, era raro pero era increíble, como siempre entraba Mike un cuarentón pasado de peso, bajito y cuasi calvo, ese hombre entraba dentro de una de las salas científicas y como siempre salia una perfecta mujer de treinta años, curvas de infarto, pelo perfecto oscuro y un traje estrecho, un bolso a juego y unos tacones. La joven científica calculo lo que había pasado y espero que entrara Mike, esperaba que saliera esa mujer tan perfecta para entrar ella. Cuando todo ocurrio ella al entrar en la sala científica vio un montón de notas y una caja de pastillas rosas, sin pensarlo dos veces cogió un par de pastillas y se las metió en el bolsillo:
-Te cogeré Mike y esa chica morena.
Sindya siguió aquella chica morena por la calle, una mujer que andaba con paso firme que parecía que se comería el mundo en cualquier momento, sonriendo a la vida y pudiendo con ella. Siguiéndola entro en una discoteca y la observo mientras reía, mientras bailaba con un grupo de chicas y chicos. La joven estaba en un rincón de la barra intentando pensar de donde había salido aquella mujer, la mujer morena se acerco a Sindya al verse observada, miro al camarero:
-Una copa de lo que tome mi nueva amiga-Dijo la chica morena.
