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Riley Reed es Mariam |
Yo
espero en esta taquilla hasta que cualquier adolescente quiera hacer
el amor, solo me tienen que pasar unos cuantos dólares por unas de
las rendijas y saldré de allí para follar con vosotros. No soy muy
alta, tengo el pelo castaño claro bastante largo que me llega hasta
la mitad de la espalda, aparte de eso tengo un cuerpo bastante
delgado, no muy alto y físico de lolita ¿Cómo podría pasar tanto
tiempo en esa taquilla? Al principio era algo agobiante y
claustrofóbico, al principio mis piernas se cansaban por el tiempo
de estar de pie. El rumor de la prostituta en la taquilla 45 fue por
los pasillos del instituto y tuve que hacer muchas elecciones para
salir de allí, algunas chicas adolescentes entre risas golpeaban mi
taquilla, algunos chicos hacían lo mismo, pero si no veía mi dinero
no saldría para nada. Mi nombre es Mariam y tengo 24 años, tengo
una larga historia detrás, que os puedo ir contando poco a poco.
Estaba
observando a la gente andando por los pasillos, por la poca luz que
entraba por las rendijas de mi taquilla, solo esperando que alguien
metiera sus dólares. Vi pasar lo que estaba deseando mis verdes,
sonreí y le dije a mi cliente mis reglas.
-Yo
saldré de mi taquilla y follaremos en uno de los habitáculos del
servicio de chicas, no tenemos que hacer ruido ¿Me entiendes?
-Si
claro.
Abri
la puerta de mi taquilla y salí lentamente, solo llevaba una
camiseta blanca, unos tejanos apretados y unas zapatillas de deporte,
al salir de allí con mi apariencia adolescente podría pasar
desapercibida totalmente, había aparecido una adolescente más en el
instituto. Vi a Justin un chico de unos 16 años, un chico de pelo
rubio y delgaducho, bastante alto, mi poca altura hacia que solo le
llegara hasta el hombro.
Le
cogí de la mano y le lleve a los servicio femeninos, abri poco a
poco la puerta y observe que no hubiera nadie, mire a mi cliente y le
hice un gesto para que no hablara, le lleve a un habitáculo del
servicio, el que tenía un cartel que ponía "Estropeado"
Entremos y allí comencé hacerle feliz por los dólares que me había
dado. Cerré la puerta y le empuje para que se sentara del retrete,
me comencé a desnudar frente a él, el acariciaba mis diminutos
pechos, mis caderas, mi culo, mis piernas. Yo le desabroche los
pantalones y se los baje, pude ver con grata sorpresa una enorme
polla y eso que estaba relajada, me puse de rodillas y comencé a
comerle la polla, cuando más crecía en mi paladar más hondo de mi
garganta llegaba y más saliva creaba, más bañaba su polla, mas
caía por mi barbilla, mientras que mi rostro se enrojecía al perder
algo la respiración con tanta carne en la boca, tan dura y tan
gorda.
Me
apoye contra la puerta y el me comenzó a dar por el culo, sentía
esa enorme polla taladrando mi ano, yo cerré con fuerza los dientes,
mientras que el tiraba de mi largo pelo castaño.
Al
final se corrió en toda mi cara, le sonreí para que se creyera que
había sido mi amo mientras que el semen se resbalaba por mi rostro,
fingía que había disfrutado del polvo que me había echado. Salí
del habitáculo y comencé a andar con dificultad, tenía el culo
desgarrado por la penetración anal, le mire de reojo mientras me
limpiaba la cara frente al espejo:
-Ves
hablando con tus amigos de la taquilla 45 cariños.
Justin
asintió con la cabeza y salió del servicio de chicas, yo suspire e
intente recuperar el aliento, me vestí lentamente y salí del
servicio, me volví meter en mi taquilla, solo esperando que alguien
me metiera algunos dólares más y volver a follar.
Cuando
era la ultima hora y cerraban las puertas del instituto, yo salía
para volver a casa, vi a Pedro el conserje limpiando uno de los
pasillos, le salude y le di unos dólares, el me abría las puertas y
me dejaba salir por las noches, le pagaba para tener su silencio,
para tener ese servicio de alquiler de mi taquilla.
Cogí
un autobús para llegar a mi barrio, allí era donde vivía con
Cassey mi ama, mi dueña, mi jefa. Llegue al peor barrio de la ciudad
y comencé a pasear por la calle llena de drogadictos y delincuentes.
Hasta llegar al edificio donde vivíamos. Subí las escaleras hasta
el último piso y me encontré con la puerta abierta, al entrar me
encontré con ella, una mujer de pelo semi largo castaño, un cuerpo
muy sexy plagados de tatuajes, mi jefa y también prostituta. Estaba
en ropa interior al terminar uno de sus trabajos sexuales y me estaba
esperando, con un cigarrillo en una mano y una cerveza en otra, tenía
cara de haberse una larga loncha de cocaína, se lo notaba en los
ojos. Le di lo que había ganado. Ella sonrió y me azoto las nalgas:
-La
famosa prostituta de la taquilla del instituto.
-Me
devolverás mi cuerpo?....
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Ella
me miro y sonrió:
-Nunca,
la famosa prostituta de la taquilla 45 tiene que seguir follando ¿Me
entiendes?
Lo
odiaba pero tocaba el agujero, si existía la famosa taquilla 45
también estaba el famoso agujero del baño de chicos. Estaba al otro
lado del baño en la habitación de las escobas y tenía un tabique
muy fino y los chicos pasaban unos dólares, yo tendría que hacerles
feliz por ese dinero. Frente a mi entraba por el agujero una gran
polla adolescente, llenas de venas y muy duras. Me ponía de rodillas
y se la comía, una gran felación y por el dinero que me dejaran
podría seguir con otra cosa. Me bajaba los pantalones y me cogía de
las rodillas mientras pegaba mi culo contra esa polla, haciendo que
entrara en mi ano, movía mi culo para ser penetrada.
Después
me pegaba contra la pared y me metía esa polla en mi coño,
comenzaba a mover mis caderas penetrándome con ella. Después cogía
esa polla y la masturbaba hasta que se corría. Podría follar sin
que me tocaran y sin desnudarme del todo. Suspire al terminar y salí
de la habitación para meterme en mi taquilla 45.
Hoy
tocaba mi día especial, tan especial que lo llegaba a odiar con
todas las fuerzas de mi delgaducho y pequeño cuerpo. Cassey me
paseaba por la ciudad con su viejo coche, con una pintura ya gastada,
bolsas de basura para tapar las ventanas rotas y un par de ruedas
pinchadas. Ella me había vestido de colegiala, con una blusa, una
mini falda, calcetines blancos que me llegaban hasta las rodillas,
unas coletitas y con mi físico podría pasar tranquilamente por una
niña bien.
Ella
me miro y me sonrió mientras que se fumaba un cigarrillo, llevaba
una camiseta de tirantes que hacía que se marcaran sus grandes
pechos operados, que mostraban todos y cada uno de sus tatuajes, me
acaricio el muslo:
-Bien
cariño tenemos 4 trabajos para hoy, los padres de los adolescentes
se quieren follar a una lolita y para esto estas tú.
Negué
con la cabeza frustrada y mire el paisaje que se podría ver por la
sucia ventana por el polvo:
-Creo
que ya te pague toda mi deuda podrías dejarme libre, estoy tan
cansada de ser una lolita.
Ella
negó con la cabeza y le dio una larga calada a su cigarrillo:
-Yo
lo aria pero por los años la inflación sube y me debes mucho más.
El
coche se paró estrellándose con un palo de la luz ya que hacía
tiempo que los frenos no funcionaban, yo salí y mire a Cassey, ella
me miro con su afilada sonrisa, las drogas que se tomaba siempre
hacia que estuviera en una alegría perpetua:
-Bueno
cariño se una niña buena y folla mucho, yo me iré a la ciudad para
visitar a un cliente...
Suspire
y cerré los puños con fuerza, comencé atravesar el jardín de la
casa, subí un par de escalones y me quede en el porche de la casa,
pique al timbre y respire con calma, entrene un poco mi mirada
cariñosa y mi sonrisa pizpireta. Se abrió la puerta y allí estaba
mi cliente, un gordo de cuasi 150 kilos, pesaba infinitamente más
que yo y mucho más, era enorme, hacía que me sintiera diminuta a su
lado. Con camiseta de tirantes que marcaba su sudorosos sobacos y
barba de tres días, aquel hombre después para su familia se
transformaría en el padre ideal y ami me dejaría lo más turbio.
Yo
le seguí para dentro de la casa y pase unas horas entre esas carnes
sudorosas y comiendo una diminuta polla que me penetraría, lo peor
es que tendría que fingir que disfrutaba de todo aquello.
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Bill
un adolescente de 16 años, un chico de pelo oscuro, apariencia
aniñada, cuerpo delgaducho, rostro aniñado y plagado de pecas, con
gafas, unos amigos le pudieron contar que la prostituta de la
taquilla 45 tenía más servicios por el instituto. El chico se
encontró con la papelera en medio del pasillo.
El
chico entre las rendijas de la palera que estaba llena de papeles
metió unos billetes que rápidamente yo cogí, el chico aparto unas
cuantas hojas y se encontró mi espigón culito. Miro a todos lados y
se bajó la cremallera y saco esa enorme polla, el chico estaba muy
bien dotado, lentamente penetrar mi ano, era tan gran su miembro que
le costaba meterme todo aquello, pero mi ano con algo más de presión
hacia que sus paredes carnales se lubricaran y se abrieran poco a
poco para que entrara ese trozo tan duro de carne. El chico lo
intentaba, mi culito era tan perfecto y deseable que yo hacia todo el
trabajo, hasta que me dijo algunas cosas:
-Yo,
yo me llamo Bill Peterson ¿Puedo saber cómo te llamas?
Mi
voz vino del fondo de la papelera ya que estaba flexionada para que
sobresaliera mi culito:
-Que
importa cómo me llame solo soy una prostituta, a hora solo soy un
culito en la papelera..
-Sabes
siempre soñé que mi primera vez fuera diferente, creo que puedes
ser más que una prostituta, tu voz es tan bella...
Era
imposible lo que estaba escuchando ¿Ese chico se estaba enamorando
de mí, de mi culito? Me sentí extraña por eso:
-Tu,
tú crees? Puedes ir al agujero de servicio de baño? Hago otros
servicios y podemos hablar un poco.
Sentí
como me rellenaba todo el ano de su corrida, el chico me acaricio el
culo, con cariño limpiándome las gotas de sudor, cuando escuche sus
pasos al irse, yo salí de la papelera y de una pequeña mochilita
saque unas toallitas húmedas ya que por mis muslos corría su semen,
me limpie bien el ano y la tire en la papelera, saque unas braguitas
y unos pantalones cortos, mire a mi alrededor y comencé a ponérmelo
"¿Ese chico me trato cariño, me quiere? No lo podía creer
mientras entraba en mi taquilla.
Me
quede pensativa dentro de mi taquilla, estaba suspirando enamorada,
un chico que me había tratado con cariño, me había follado con
cuidado y con delicadeza, no podría olvidarle, aparte que me dolía
algo el culo por su gran polla. Hace tanto tiempo que no sentía
aquello, mariposas en el corazón y un kilo del requesón de su polla
en mi ano.
Bill
fue al servicio que le habían dicho, al abrir la puerta vio un
agujero en la pared, al acercarse vio que aquel orificio de la pared
para meter la polla estaba acorchado para que no te hiciera daño, no
te cortaras al meter tu miembro. El chico metió su mano en el
bolsillo y saco unos billetes. Lo metió por el agujero y sintió
como al otro lado alguien cogía los billetes, por unos segundos
estuvieron tirantes los dos lados:
-Hola
¿Eres la misma chica de la voz dulce que conocí en la papelera?
-Sí,
si soy la misma y tu ¿Eres el chico cariñoso?
El
chico sonrió y se quedó en silencio por unos segundos:
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-Si
soy yo, me llamo Bill y tú.
Yo
deje que se llevara sus billetes, no quería su dinero, esta vez
seria gratis, era tan agradable que te trataran con cariño:
-Esta
vez es gratis, si me haces un favor luego, pasa tu polla por el
agujero.
Vi
como una gran polla pasaba por el agujero, era enorme, tan dura y
llena de venas, la acaricie con cariño, era tan gorda que no podría
cogerla con una sola mana, estire poco a poco de su piel y vi un gran
capullo, comencé a masturbarla:
-Que
gran polla tienes Bill, mi nombre es Mariam ¿Sabes cuantas veces
puedo hablar con mis clientes y tener un rato agradable?
Bill
cerró los dientes con fuerza al sentir las dos manos de Mariam al
otro lado de la pared en su miembro:
-Contigo
perdí la virginidad, con tu culito, eres muy especial para mí...
El
chico sintió como se mojaba su miembro, como algo bailaba con su
capullo, yo, la prostituta me había metido la polla en mi boca y me
había costado bastante:
-Gaseas-Dije
con dificultad.
se
me derramaba una lagrima por mi rostro, al meterme tal polla en mi
boca, tenía que abrir la boca hasta el extremo, sentía como la
polla me daba en la campanilla, como se llenaba toda mi garganta de
carne, asfixiándome, pero no paraba esa felación que hacía que mi
rostro se enrojeciera.
Me
saque la polla de la boca y comencé a respirar nuevamente, deje que
cayera mi saliva con sabor a miembro viril por mi boca, metí la mano
en el bolsillo y mire los condones que tenía, cinco de talla normal
y el más viejo que tenía, el talla Mondingo, no era normal que un
chico tuviera tal miembro. Cassey me lo había dado en broma, era
algo que le quedaba de un antiguo cliente famoso de su enorme polla.
Al abrirlo saque la gomita de un tamaño extra y se la puse
lentamente. Me desnude para prepararme para hacerle el amor, esta vez
lo aria con cariño.
El
chico sintió que su polla se metía en un sitio húmedo, un sitio
muy agradable, conseguí meterme una parte de esa polla en mi coño,
me pegue contra la pared sintiendo el frío de la pared en mis
pequeños pechos, en mi rostro, comencé a mover mi culo, para que
entrara bien dentro de mí:
-Te
siento dentro de mi Bill.
-Es
tan maravilloso.
Los
dos tuvimos un orgasmo juntos y yo me senté en el suelo agotada,
tenía mi cuerpo empapado de sudor, por eso brillaba gracias a la luz
de una bombilla que tenía frente de mí. Podía ver esa polla con el
condón que se iba deshinchando poco a poco, sonreí y le quite el
condona con el kilo de semen dentro, le hice un nudo para que no
perdiera ni una gota, estaba caliente y pesaba bastante, sería mi
recuerdo de Bill.
-Bill
por que no dejas unos billetes en la taquilla 45 y nos conocemos en
persona cariño, es tan frio esto.
Aquella
noche cuando cogí el autobús para llegar a casa, conseguí un
asiento y mire el paisaje urbano pasar frente a mi, esas luces de la
gran ciudad era tan fascinante, como desearía ser parte de esa gente
que paseaba, de ser de una de esas personas que vive en una de esas
casas que tenia la luz encendida, ver la televisión pensando en
otras cosas. Volver a ser quien era entonces, antes de conocer a
Cassey.
Al
llegar a nuestro viejo apartamento escuche gemidos desde el comedor,
me acerque poco a poco sin querer hacer mucho ruido, no quería que
me incluyera en su trabajo. La vi desnuda apoyada en el sofá, con un
cliente que le estaba enculando sin cesar, vi su cuerpo lleno de
tatuajes que brillaba por su sudor, que sus pechos llenos de silicona
se movían sin cesar cuando era empotrada. Ella fingía sin cesar ya
que tenia su cuerpo tan dado de si, que tenia que hacer creer que
disfrutaba.
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Me
fui a mi habitación y puse el cerrojo para que no entrara esa loca
por la noche, saque de mi chaqueta ese condón con el kilo de semen
de Bill, lo deje encima de mi mesa de estudio y lo estuve observando,
era parte de ese chico que había sido cariñoso conmigo, que me
estaba enamorando. Cogí una tableta de chocolate que tenia escondido
en mi mesita de noche, me la comencé a comer mientras veía ese
condón, era como estar a su lado o eso quería imaginar.
Me
desnude y me metí
en la cama, cogí
el condón
con todo el semen de mi amor, con la polla tan grande que tenia era
sorprendente que pudiera sacar tanto semen, tenia entre mis manos mas
de un kilo. Me lo pase por mi entre pierna, era increíble
pero creía
sentir que aun seguía
caliente, el látex
acaricio mi vagina, poco a poco lo pase por mi ombligo y lo pase por
mis pechos, eso me excitaba, hacia tanto tiempo que no sentía
aquello. Era como tener a Bill conmigo.
Abrí
el condón y comencé a tragarme su contenido, todo ese semen bajo
por mi garganta, comencé a disfrutar de ese sabor salado con un
toque dulce, quería tenerlo tan dentro de mi. Era tan excitante.
Por
la mañana saque de mi armario la ropa de colegiala, era la misma
rutina de siempre, pero mientras me vestía
sonreía
ya que podría
ser que Bill me sacara de la taquilla y pudiera ver como era el chico
que amaba.
Al
ir en coche con Cassey ella se quedo asombrada al ver que hoy tenia
una sonrisa en los labios, que no estaba enfadada como siempre, que
parecía que tenia algo de fe en mi vida, que parecía que me estaba
adaptando y que parecía que lo estaba disfrutando. Ella levanto su
ceja y comenzó a sonreír:
-Eso
es cariño, me encanta ver lo feliz que estas…
Vestida
de estudiante adolescente me pare frente aquella puerta, mire a
Cassey y sonreí, tenia tantas ganas de vivir ese día, podría
quedar con Bill, el me aria feliz, el conseguiría que mi maldición
que me transformo en mujer fuera mas pasajero. Suspire y reuní mi
fuerzas estaba en casa de los Smiths los dos hermanos que me
follarían toda la mañana, toque el timbre y los vi frente a mi. Uno
era algo bajito de mi altura, delgaducho de unos 40 años, con una
apariencia aceitosa y repulsiva, el otro era mas alto y me superaba
en peso, los dos muy peludos y que apestaban bastante a sobaco,
tendría que mamarles sus apestosas pollas y hacer que disfrutaba
mientras me penetraban, sonreí y les mire a los ojos:
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-¿Alguien
a pedido a una adolescente cachonda?
Al
entrar dentro de la casa Cassey se encendió un cigarrillo, se puso
las gafas de sol y arranco el coche, tenia una cita para aquella
mañana.
Entre
en el instituto bastante dolorida, bastante asqueada por soportar esa
sesión
de sexo tan asqueroso y
sudorosa,
me sentía
sucia, demasiado sucia, salude a Pedro y cogí
algo de ropa de mi taquilla, me metí
en los vestuarios y medí
una
larga ducha, me enjabonaba mi cuerpo delgaducho de lolita, me pasaba
mis dedos por donde habían
pasado esas pequeñas pollas sudorosas y tan sucias, que olían
tan mal. Abrí la boca y me eche
jabón,
quería quitarme el sabor. Estaba tan asqueada.
Me
vestí
y metí
mi ropa de estudiante adolescente en una bolsa, me vestí
con mi camiseta estrecha para marcar mis diminutos senos, unos
pantalones tejanos para mis finas piernas y mis carnosas nalgas. Salí
de los vestuarios y me metí
en la taquilla 45, me quede callada solo esperando aque llegara mi
querido Bill. Seguía
pensando en mi vida cuando
era un
hombre para matar el tiempo, Cassey no me dejaba tener móvil
ya que para ella perdía
el tiempo que podía
ganar follando y por que podría
hablar con la gente y decirles que estaba maldita y me habían
transformado en mujer.
Vi
una sombra y por las rendijas entro una nota y unos dólares “Hola
soy Bill” Eso hizo que sonriera, al fin estaba hay, el chico que
había entrado en mi corazón de una manera tremenda, como la polla
de un negro en mi ano. Abrí la puerta y lo vi allí frente a mi,
pose mis manos en sus hombros, me levante un poco poniendo mis pies
en puntilla, por ser mas bajita que el y sonreí:
-Estaba
deseando que fueras tu, eres lo mejor que me ha pasado..
Bill
sonrió y paso su mano por mi largo pelo y cerré los ojos con
cariño, era tan agradable que alguien te tratara de esa manera, era
un pequeño sueño para mi.
Nos
sentemos en la entrada de camiones del comedor, allí estuvimos
hablando, yo me fumaba un cigarrillo mientras que charlábamos, era
increíble que un paquete de cigarrillo se pudiera guardar en mi
estrecho pantalón:
-Oye
Mariam ¿Desde cuando estas en esa taquilla?
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Riley Reed es Mariam |
Yo
le mire a los ojos negando con mi cabecita lentamente:
-Desde
hace tres años, estoy tras la pared, estoy en la papelera, hago mi
trabajo de prostituta y otras cosas que no te creerías cariño….
El
chico asintió con la cabeza y yo le cogí la mano y me la puse en el
muslo, apoye mi cabeza en su hombro y me sentí muy a gusto con el,
era mi amor de mi vida:
-Mariam
podríamos
escapar, yo de mi padrastro y tu de quien te obliga a ser
prostituta..
-Me
gustaría
tanto huir contigo amor mio..
Me
quede pensativa y asentí
con la cabeza, el había pagado y tendría
que hacerle el trabajo, aparte también
se me iba la mirada a ese enorme paquete que tenia mi chico:
-¿Quieres
que lo hagamos? Has pagado por eso y yo lo aria con tanto gusto, con
tanto cariño, por ti cariño…
El
chico asintió con la cabeza con timidez y yo sonreí con cariño, le
abrí la bragueta y le saque esa enorme polla que tenia, era bastante
grande hasta estando descansada sin toda la sangre hinchandola. La
acaricie, le pase la mano y sentía como la sangre comenzaba a
hinchar ese musculo, el chico estaba tan nervioso. Cuando estaba
apunto de caramelo yo me la metí en la boca, me costaba metermela
pero lo conseguí.
Comencé
con la felacion, sentía como me tocaba la campanilla, como mi rostro
se enrojecia por tenerla tan metida, la saque de mi boca cuando
estaba muy dura y deje salir bastante saliva de mi boca, baje
lentamente su piel viendo ese carnoso y gran capullo, con mis manos
le hice una paja. El chico se mordía el labio y me acariciaba mi
sedoso pelo.
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Riley Reed es Mariam |
Me
sentía también con ese cariño, me baje los pantalones y me pose en
su regazo, mientras que con una mano me metía esa enorme polla en mi
ano, le abrace con fuerza y comencé a mover mi trasero para que
entrara y saliera ese trozo de carne en mi culito, los dos nos
abrazábamos, yo levante mi rostro gimiendo, era tan duro, tan
desgarrador que entrara dentro de mi, pero tan placentero. Abrí mis
ojos como platos y sentí como mi culo se llenaba de semen, como
salia de mi ano.
Me
puse bien mis pantalones y el chico me abrazo con cariño, levante mi
mirada y le mire a los ojos:
-Eres
tan dulce para mi ¿Espera que día es hoy?
-Mariam
es Miercoles…
Suspire
y le mire a los ojos:
-Mierda
es el día del equipo de futbol, ellos pagan una cuota para una
bacanal con mi cuerpecito para relajarse para los partidos, me deja
tan agotada ¿Me vendrás a ver en los vestuarios? Pero no hagas
mucho ruido, si te veo me darás fuerzas para terminar la jornada…
Bill
miro su reloj y supo que era la hora señalada, pero por unos
segundos estuvo tentado en no ir a verme, no quería ver como me
vejaban aun mas, como pagaba mi deuda de aquella manera, pero el amor
que sentía por mi hizo que fuera a verme.
Entro
en los vestuarios y sin hacer mucho ruido fue hacia las duchas,
cuando fue llegando comenzó a escuchar gemidos, mis gemidos, mis
forzados gemidos que intentaban fingir placer ante lo que me estaban
haciendo entre todos los chicos del equipo de futbol.
Mi
amor de mi vida al entrar en el servicio pudo ver como me tenían
todos los chicos del equipo de futbol, dos pollas metidas por mi
culo, yo con otras dos pollas cogidas con mis manos, mientras hacia
una felacion, aparte de eso aun quedaban un grupo de chicos que
estaban preparando.
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Riley Reed es Mariam |
Bill
vio ese doble anal vaginal que me estaban haciendo como aun tenia
hueco para coger pollas y meterme una en la boca, como estábamos
bañados de sudor, como me estaban forzando, pero no sabia que ya mi
culo y mi coño y otros orificios estaban mas que penetrados, mas que
lubricados.
El
se llevo la mano a la boca cuando vio el bukake que me hicieron,
litros de semen cubriendo mi cuerpecito, mezclandolo con sudor y
cansancio.
El
equipo de futbol me dejo allí tirada en el el suelo de las duchas,
Bill se acerco a mi y me vio allí tirada cubierta de semen, yo no
podía moverme por lo agotada que estaba y también dolorida. El
abrió una de las duchas y baño mi cuerpo para limpiar.
Me
levanto y me llevo entre sus brazos, yo le mire a los ojos cuando
recupere algo de energía y le mire, estaba mojada, sudada, mi piel
brillaba con la luz que se reflejaba en mi cuerpecito, estaba feliz
por estar con el:
-Mi,
mi amor, por favor llevame a mi taquilla.
Bill
como mi príncipe azul me llevo a mi taquilla y abrió la puerta, yo
baje de sus brazos y me metí dentro poco a poco, le mire a los ojos
con una delicada sonrisa, estaba tan agotada de
que
me hubieran follado de esa manera, siempre me destrozaban por dentro,
baje mi mirada y le mire a los ojos:
-Dejame
aquí cariño me vestiré y cuando sea mi hora saldré de la
taquilla, me iré a casa a descansar.
El
chico me acaricio el rostro y negó con la cabeza:
-Te
esperare y saldremos los dos ¿Me entiendes Mariam?
Sonreí
y asentí con la cabeza, era tan agradable que alguien como el me
quisiera tanto, que no hubiera salido corriendo al ver como me
penetraban por todos mis orificios, era tan bonito sentir amor, era
algo que siempre había deseado. Cerré la puerta de la taquilla y me
comencé a cambiar, mientras que el me esperaba fuera.
Al
salir el me cogió de la mano, me sentí también, me había visto
vestida, desnuda y follada de todas las formas y si seguía
a mi lado eso era amor:
-Mariam
¿Cuéntame algo mas de ti?
Yo
suspire mirándole a los ojos:
-Yo,
yo antes era….
Negué
con la cabeza, no creo que Bill estuviera preparado para escucharlo,
no creo que nadie estuviera preparado para escuchar la verdad ni
siquiera yo lo creería si alguien me lo contara, negué con la
cabeza:
-Yo
antes no era tan feliz como hoy contigo.
Al
salir a la calle el me miro a los ojos y me acaricio el rostro, el
era tan alto y tan guapo, tan agradable conmigo, me beso lentamente y
yo levante una pierna como en esas películas románticas, no muy
lejos de allí estaba el coche de Cassey esperándome, mi ama no me
había dicho nada de que vendría a
buscarme y seria toda una sorpresa, para la chica llena de tatuajes y
sonrisa afilada fue una sorpresa al verme tan enamorada en medio de
un beso.
Bill
se fue por su camino y yo suspire enamorada, fui en dirección dela
parada del autobús y escuche unos pitidos bastante familiares, al
girarme me deslumbro con las luces, entre cerré los ojos para poder
ver algo, me quede sorprendida al ver que era Cassey que me hizo un
gesto para que subiera.
Al
subir al coche Cassey me miro a los ojos, estaba algo decepcionada
por mi comportamiento:
-Señorita,
señorita te dije una vez que nunca te enamoraras de un cliente, te
castigare….
Yo
baje mi mirada y le mire a los ojos preocupada:
-Haz
lo que quieras conmigo pero a Bill dejalo tranquilo, no le toques, no
le hagas daño…..
Ella
me acaricio el pelo y me cogió fuertemente de la boca cerrándome
los morritos, le seguía con mis expresivos ojos:
-Veremos
como te comportas o también are que el sea mi prostituta como tu,
veremos como te comportas en el castigo.
Al
llegar al apartamento que compartíamos yo y Cassey ella tiro de mi
brazo y me obligo a sentarme en una silla, estaba asustada por lo que
ella me quería hacer, sabia que ella era muy imaginativa en sus
castigos y que no se frenaría
en ningún
momento, ya
que
por dentro estaba muy enfadada pero con su sonrisa perpetua nunca se
notaba.
Me
obligo a poner mi culo en pompa mientras me cogía del respaldo de la
silla, ella me bajo los pantalones y me bajo las bragas, me azoto el
culito y yo trague saliva asustada ya que no sabia por donde saldría
todo aquello:
-Primero
Ralp y a hora Mariam, preparate para mi castigo, Pequeña puta.
Me
dejo sola y mire a mi alrededor no sabia que me quería hacer, estaba
en soledad con el silencio de la habitación, me ponia nerviosa la
falta de sonido de esa habitación y lo enferma que me ponia tener la
luz encendida a esas horas de la madrugada.
Se
escucho unos pasos y sentí como me metían
algo por el culo, una manguera, Cassey había calentado
unos cuantos litros de agua caliente y
había buscado una
gran jeringa, una manguera,
que con un poco de lubricante me lo había metido por el ano, poco a
poco me fue metiendo esos litros de agua en mi cuerpo y sentí como
mi estomago comenzó a hincharse poco a poco. Al terminar me puso un
pequeño consolador que valdría
como tapón,
que no dejaría
escapar ni una gota.
Me
levante de la silla llevándome la mano a mi estomago tan hinchado,
parecía una adolescente embarazada, embarazada de agua caliente, no
dejaba de sudar por sentir lo caliente del liquido que tenia en mi
interior, ella me cogió de los hombros y me miro a los ojos:
-Te
pasaras unos cuantos días con ese estomago tan hinchado “Juno”
Me
subí los pantalones y me costaba abrochármelos y le mire a los
ojos:
-¿Me
aras trabajar así Cassey?
Ella
me cogió del rostro y me paso la mano por mi pelo, ese pelo tan
sedoso que tenia:
-Hay
clientes que quieren a adolescentes embarazadas para follárselas yo
are tu turno en el instituto….
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Riley Reed es Mariam |