jueves, 9 de abril de 2020

Pechos divertidos Cap 2 Todo crece

A ultima hora de la noche fue a buscar un libro para leer aquella noche y volvió a coger la joya rojiza, la miro extrañada y lo volvió a intentar, quien le hubiera mandado esa joya, quien escribiera ese manuscrito estaría tan obsesionado como ella por los pechos. Volvió a coger la joya la apretó con su mano y respiro con calma, se volvió a concentrar y pensó en lo que ponía en el pergamino, mágicamente se dio cuenta de lo que comenzó a pasar. Sus pechos se comenzaron a hinchar poco a poco, ella se quedo impactada, su boca se abrió por la sorpresa, las comenzó a tocar sorprendida, era ese tacto que no conocía, ese peso que desconocía, era increíble:

-Dios es una talla 120, tengo tetas son increíbles.

Las acaricio y poco a poco como se hincharon se volvieron a desinchar nuevamente, negó con la cabeza y se pellizco en un brazo pensando que era todo un sueño, que se habia despertado en sueños, le dolió y se dio cuenta que estaba despierta.

Al día siguiente ella quería saber si podría hacer que volviera a pasar lo mismo, que sus pechos se volvieran a hinchar como el día anterior cogió la joya y se concentro, dijo las palabras del manuscrito y lo intento con todas sus fuerzas, abrió los ojos y vio que solo se le hincho un pecho, negó con la cabeza:

-Madre miá así no, así no parezco un cuadro de Picaso….

Se volvieron a deshinchar nuevamente, se dio cuenta que tendría que practicar con su concentración si quería que funcionara.

Anais se concentro con todas sus fuerzas, deseaba tener pechos bonitos, deseaba ser como cualquier mujer, poco a poco fue recitando mentalmente los párrafos que había memorizado, poco a poco los pechos se volvieron a hinchar poco a poco, su camiseta estaba muy apretada por culpa de esos grandes pechos que comenzaba a tener, ella suspiro al sentir la presión en su camiseta, estaban tan apretados que parecían que fueran a a explotar. Se miro el cuello de su camiseta y vio sus pechos tan apretados. Cogió unas tijeras y comenzó a cortarse la prenda de ropa para que esos pechos respiraran un poco, sonrió y se fue a mirar al espejo de su habitación, se llevo las manos a las caderas y se sintió muy orgullosa. Se puso unos tejanos y sintió que podría vivir una nueva vida. Salio a la calle y vio como los hombres se fijaban en ella, hasta las mujeres con un buen busto como ella le miraban con envidia, algunas se fijaban en ella al ver que no eran unos pechos operados. 

Al llegar a su puesto de trabajo en la tienda de cómics, ella comenzó a atender a  los frikis, ella se movía, apretaba sus pechos y cuando veía que los chicos se ponían nerviosos o no podian hablar por su presencia se sentía como una ganadora. Hasta que entro Teresa su mejor amiga, una bomba sexual, una chica muy atractiva de pelo castaño oscuro, mirada cansada y tentadora, bonito cuerpo, pero también tenia el problema de sus pechos, eran pequeños, un poco mas grandes de los que gastaba Anais, por eso llevaba esas camisetas o blusas sin sujetador. 

Al verla entrar Anais trago saliva y se dio la vuelta, hizo que sus pechos encongieran solo para no hablar con ella de su secreto. Teresa vio a su amiga con esa camiseta que por el crecimiento de sus pechos estaba mas holgada, que estaba algo cortada para que sus senos no estuvieran tan apretados, a hora estaba cuasi desnuda y se podía ver su diminutos pechos.

-Anais si no tienes, no tienes, pero no te vistas así….

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