lunes, 1 de agosto de 2022

Mi vida como una chica hentai Cap 28 Nuestra puerta para entrar

 La chica asiática le miro a los ojos:

-Era la mejor dibujante del fanzine donde trabajaba, en el 2015 quería comenzar la mejor serie de sexo que jamás hubiera hecho y me vendieron estos dichosos folios.

Mientras que Martin iba dibujando, se iba generando, se iba creando frente a las chicas una puerta, era la puerta que les conduciría a salvar a sus amigas en el mundo hentai.

Talia miro a su amiga y se acerco a la puerta, apoyo su mano sobre el marco y miro al obeso dibujante:

-Te daría las gracias, pero en vez de hacerlo con el corazón, me obligaste a follar contigo, gracias por nada.

Tikahiri se acerco a Martin y apoyo sus manos encima de su enorme espalda:

-Recuerda lo que te pedimos, dibuja una salida del mundo hentai, si nos encierras te juro que volveré y me hare un llavero con tus minis pelotas......

Martin se limpio las gafas al ver aquello, era increíble, pero se había generado la misma puerta que él había dibujado, cogió sus gafas y las limpio, no podía creer lo que estaba viendo.

Se cogió las gafas y se las limpio, era increíble todo aquello, más increíble el a ver tenido un polvo con dos mujeres espectaculares. Cogió uno de los folios y se los guardo en el cajón, sabia que le iría bien tener ese poder, para el futuro.

Frente a el en una de las hojas que tenia se comenzó a dibujar todo lo que estaban viviendo sus chicas, sus forzosas amantes, se dibujaban lo que iban diciendo.

Talia y Tikahiri atravesaron ese portal para llegar al mundo hentai, para encontrar a sus amigas, para rescatarlas.

Sin darse cuenta todo se oscureció, poco a poco y se lleno de estrellas, de edificios que ardían, al horizonte pudieron ver miles de pollas bailando, destruyendo y violando a toda mujer, toda mujer de cuerpo exuberante que pasara por su lado.

Las dos mujeres se miraron la una a la otra y comenzaron a correr por lo que, quedada de ciudad, estaba todo destruido, estaba todo lleno de viscosidad y de cuerpos femeninos esparcidos por las calles, que estaban agotadas por follar o sin vida. Las dos se cogieron de las manos.

Tikahiri miro hacia atrás, sabiendo que el obeso mórbido de Martin les estaba viendo:

-Puto gordo será mejor que dibujes otra puerta para que salgamos y aparte de eso que nos ayudes ¿Me escuchas?

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