Lina se paso unas horas mirándose al espejo, no se reconocía, no sabia quien ni que hacia en aquella andrajosa habitación con un mugriento colchón, con paredes oscuras y con una puerta de acero convirtiéndola en una presa. La joven de 16 o 17 años de físico frágil y de gran atractivo, se sentía como si ese cuerpo no le perteneciera. Se tocaba su fina y suave piel, se tocaba el pelo rubio y sedoso. Se acariciaba esos labios tan finos y sensuales. Se acaricio el cuello tan frágil como un lápiz.
-¿¿¿QUIEN ERES NO TE RECONOZCO, NO SE QUIEN ERES???
La chica rompió el espejo con la mano y su frágil piel se rasguño, comenzó a sangrar poco a poco. Al hacerlo la puerta se abrió rápidamente dejando que entrara Elizabeth una chica rubia de veinte años, de cuerpo musculoso, de pelo rubio y corto, una joven muy atractiva. Iba vestida de blanco:
-Sera mejor que no lo hagas, deja de golpearte.........No quieren que te destrocen tu bonito cuerpo.
Lina cogió un trozo de espejo y se lo llevo al cuello:
-No me reconozco al espejo, no recuerdo nada, no se si soy esa chica........
Elizabeth no lo pensó dos veces y le cogió del brazo, le apretó con fuerza hasta que Lina dolorida soltó el trozo de espejo:
-Sabes lo que vamos hacer, sabes lo que quiero hacer es sacarte de aquí y llevarte a la doctora.....
Elizabeth le puso la camisa de fuerza a Lina y la saco de aquella habitación, un grupo de enfermeros reían al ver a las dos chicas:
-Tenemos suerte de esa Elizabeth, una enferma que se gana los favores del jefe haciendo de enfermera y matona....
Lina vio unos pasillos blancos, vio a chicas vestidas con batas blancas, veía habitaciones donde había otras chicas de su edad con camisas de fuerza, las veía atrapadas como ella:
-Oye gorila ¿estamos locas?.......Dijo Lina.
-Yo estoy aquí por que quiero y no estoy loca, tu eres como ellas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario