martes, 31 de agosto de 2021

Las mujeres Guerreras Cap 1

 

Un modula de salvación atravesó la atmosfera, a gran velocidad, podría ser su tripulante conociera su final al estrellarse contra el suelo, porque parecía que los fallos que tenía ese trozo de metal no salvarían a su tripulante. Al correr a una gran velocidad tendría que abrirse un paracaídas, para parar el gran golpe que lo destruiría. Su tripulante escapo de la nave que se destruyó en el espacio para encontrar la muerte en algún sitio terrestre, en algún planeta que no conocía, que no aparecía en ningún mapa.

La suerte hizo que la velocidad se frenara al chocar con el frondoso bosque, lleno de gigantescos árboles, de cientas de plantas de todas clases. Cientas de ramas pararon el módulo de salvación. Haciendo que callera contra el duro suelo, dejando un cráter, por el peso de la gravedad.

Se abrió lentamente la escotilla y su tripulante salió de allí, retorciéndose sin cesar, por el dolor que sentía, su cuerpo dentro de ese traje de astronauta crujía, se retorcía, sus huesos explotaban, se volvían a formar, sus músculos se tensaban, encogían se rompían, para volver a unirse nuevamente.

Sintió tanto dolor que cayo contra el suelo desmayado, mientras que su casco se llenaba lentamente de pelo, no cesaba de crecerle un largo pelo oscuro.

Rick se levanto poco a poco, sintiendo mucho dolor en todo su cuerpo, le temblaba las piernas, no podía con su cuerpo, se sentía muy extraño, se quito el casco y se aparto el pelo extremadamente largo que había crecido sin cesar, se lo toco asombrado, se quito los guantes, pudo ver sus pequeñas y finas manos, no eran las suyas había cambiado.

Fue andando por la espesa selva hasta llegar a un pequeño lago y cayo de rodillas, pudo ver su rostro en la cristalina agua, no se reconocía, no era el, era una mujer. Reconocía ese rostro, sabía quién era, había memorizado tanto su rostro, la había amado tanto. Con miedo comenzó a tocarse el rostro, la persona que había perdido, se había transformado en la persona que había perdido y amado. Estaba confusa y no entendía aquello, era Sara, su querida Sara.

Negó con la cabeza, estaba confusa:

-No, no puede ser, tengo el cuerpo de Sara soy ella, no puede ser….

Se llevo las manos a su sexo y cerro los dientes con fuerza, era un cuerpo que conocía cada centímetro, era un cuerpo que había acariciado con cariño, con amor, por placer, era cierto era una mujer, era la mujer que había perdido años atrás, esa mujer de rasgos hispanos.

De rodillas sintió como se humedecía su sexo entre sus dedos, negó con la cabeza, no tenía que hacerlo, tenía que respetar su cuerpo, ese cuerpo que amo, que había perdido.

Escucho unos gritos femeninos a lo lejos, eso hizo que rápidamente se pusiera nuevamente su traje espacial, para tapar su desnudez. Corrió en buscando de donde provenía los gritos de auxilio.

Comenzó a correr con todas sus fuerzas por el camino verde, sintiendo el ruido de la hierva siendo pisada por sus botas que le iban unas cuantas tallas mas grandes. Al llegar donde escuchaba los gritos de auxilio vio una joven de unos veinte años, de pelo extremadamente largo y marrón oscuro, piel blanquecina y que vestía con un vestido hecho de piel de animal, que le llegaba hasta un poco más allá de las caderas. Unas tiras de cuero envolviendo sus finas piernas. Estaba asustada ya que una vestía le estaba acorralando para devorarla, ese ser era un gran felino de largos colmillos y de unas medidas gigantescas, el gran tigre de sable ya estaba saboreando la carne de aquella chica.

Rick al llegar fue observada por aquella chica, ella le miro asustada, la mujer hispana, trago saliva viendo como aquella bestia no dejaba de observar a su alimento. Sin pensarlo dos veces arranco una rama y golpeo a la bestia para que soltara a la chica, este ser cambio de objetivo para devorar a la mujer.

Salto contra ella y la mujer golpeo a la bestia, de un zarpazo desgarro parte de su traje espacial, dejando el traje rasgado y dejando caer unas gotas de sangre, ella dejo caer la rama y cayo al suelo. La joven vio como su salvadora podía ser devorada.

La hispana saco de uno de sus bolsillos una pequeña pistola, cogió rápidamente la rama que tenia en frente y con el láser encendió el trozo de madera, haciendo que ardiera. Lo cogió con fuerza y golpeo a la bestia, ese ser al ver el fuego salió corriendo asustada.  

Chica asustada no pudo contener mas sus nervios y abrazo a su salvadora, Rick respiro con calma, estaba tan nerviosa con lo que había pasado, había sobrevivido al aterrizaje al escapar de la explosión de la nave de guerra donde viajaba, aparte había vivido algo que le había cambiado totalmente, era una mujer, era una locura, pero había cambiado de sexo.

El calor del rostro de aquella chica contra su cuello, el sentir como lloraba, le hacía sentir extraña, quería protegerla, quería ayudarla, era una cría y la primera persona que había podido ver tras su llegada.

La cogió por los hombros y la aparto de ella, le observo lentamente, se quedo sorprendida ya que era totalmente igual que una humana, no tenia nada que le hiciera pensar que estaba en otro planeta. Le paso la mano por su largo pelo castaño oscuro, era tan sedoso que se escurría por sus dedos, le acaricio el rostro, tan frágil y caliente, tan real como ella misma. Sintió como sus dedos se humedecían con sus lágrimas:

-Vamos, vamos pequeña, ya paso todo…

La joven abrió los ojos y miro a su salvadora:

-Gracias, gracias ¿Quién eres?

La joven dio un paso hacia atrás asustada:

-No serás una Itexir, no quiero ser tu prisionera……No me hagas daño.

Rick negó con la cabeza y respiro con calma, se llevo la mano al pecho:

-Soy, soy-Se quedo pensativa por unos instantes-Soy María, soy tu amiga, no soy una Itexir.

María, la mujer que había deseado, besado, amado con todas sus fuerzas y que se fue de su vida para siempre para comenzar un viaje de no retorno, pero estaba anclada en su mente para siempre.

La chica le miro con pena y respiro con calma, era su salvadora, confiaba en ella, si no fuera así ya le hubiera atado las manos:

- ¿María? Yo soy Leucar y soy de la tribu de las Memetus ¿De qué tribu vienes?

María se quedó pensativa, señalo a la montaña más alta que había al horizonte:

-Vengo más allá de esa montaña, mas cerca del cielo ¿Mi nombre María? Es muy común de nuestra tribu….

La frágil chica cogió de la mano a María y le miro a los ojos, la hispana sintió sus finos dedos tocando los suyos, sintió por dentro que tenia que protegerla, como el soldado que había sido, como la soldado que era a hora:

-María ven conmigo a mi pueblo y te daremos las gracias, ven por favor…

La mujer asintió con la cabeza al escuchar a la jovencita, le acaricio el rostro y le puso el pelo tras la oreja:

-Claro, pero a estas horas será mejor que descansemos, yo vigilare mientras tu duermes, entendido….

La joven miro a su salvadora con una sonrisa en los labios:

-No puedo dormir, me salvaste la vida y tengo tantas cosas que aprender de tu tribu, quiero preguntar tantas cosas….

María suspiro y le miro a los ojos, negó con la cabeza y se sentó en el suelo, le hizo un gesto para que se sentara a su lado, la jovencita lo hizo y la abrazo con fuerza, se sentía segura con su nueva salvadora. La hispana se quedaría vigilando mientras que Leucar le hacia preguntas sin cesar, tenia mucha curiosidad por la tribu de aquella mujer que venía de más allá de las montañas.

La hispana abrió los ojos y se vio encima de esa camilla, no podía mover su cuerpo, solo podía mover sus ojos, estaba paralizada, estaba inmóvil, no podía mover sus labios, mientras que un doctor se acercaba a ella. Se acercaba aquella chica hispana que había llegado a la morgue. Su trabajo comenzaría cuando se pusiera los guantes de goma y cogiera su bisturí.

Cuando le clavo el bisturí en su pecho, María abrió los ojos como platos al sentir el dolor de ese metal cortante abriéndola por la mitad. Cuando cerro los ojos y los volvió abrir vio que estaba vestida y la inmensa morgue se había transformado en un ataúd, esta vestida y sentir que ya no podía cerrar los ojos estaba totalmente muerta, era como sentir la parálisis del sueño. Vio como su antiguo yo hombre vestido de negro se acercaba a para despedirse. Nadie pudo detener ese coche que arrollo a la joven que estaba haciendo deporte hace tres días.

Vio como cerraban el ataúd y como comenzaba arder lentamente, seria incinerada, como hubiera deseado su familia. Cuando comenzó arder su cuerpo, la joven despertó de su pesadilla y pudo ver a Leucar a su lado ya que se había quedado dormida profundamente. María se levanto lentamente haciendo que la jovencita se apoyara contra la hierva y no se despertara. Se limpio el sudor del sufrimiento de aquella pesadilla y vio su ropa que le quedaba tan grande, negó con la cabeza ya que no podría moverse con aquello. Comenzó a buscar una roca, algo afilado para hacer algunas modificaciones a su ropa.

Comenzó a romper, a desgarrar la tela de sus mangas y se hizo un chaleco, se acarició sus bíceps recordando que María era una buena deportista, una profesora de gimnasia que tenia que mantenerse sana, por eso tenia que mantener su musculatura. Convirtió sus pantalones y algo mas corto para poder moverse, poder correr.

Leucar se despertó lentamente y vio a María, sonrió mirándola:

-Ho-hola buenos días….

María le dio la mano para que se levantara, la jovencita se apoyo en su salvadora y le miro a los ojos, sintió una cierta atracción, una cierta vergüenza por esos ojos marrones:

-María, tenemos que comenzar nuestro viaje para llegar a mi pueblo, te abrirán las puertas por haberme salvado….

La hispana asintió con la cabeza y se llevo la mano al estomago al sentir que le crujían las tripas, Leucar le miro sonriendo:

-Creo que nuestro primer paso será algo para desayunar, creo que estamos hambrientas…

 

 

 

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