Me masturbe sin cesar, hasta que se resbalo el sudor
por mi juvenil, frágil, delgado cuerpecito, apretando uno de mis duros senos
juveniles, me metía los dedos con una fuerza y me cogía uno de mis senos con
tanta fuerza que tenia miedo por si me rompía. Arqueaba mi espalda por el
placer, mientras que mi pelo oscuro se movía violentamente, tapando mi rostro,
acariciando mis labios, mi nariz, mis pómulos. Cerraba los ojos con fuerza
dejando caer algunas lágrimas por la pasión vaginal, gemía como una cerda
dejando que callera la saliva por mi barbilla. Estaba a punto de explotar, veía
un túnel de placer, sentía como mis músculos se tensaban, por que llegaba a
humedecer mis dedos al llegar al orgasmo.
Me quede anestesiada, intentando recuperar algo de
aire, está agotada tras masturbarme, mire a mi alrededor y suspire, mire mis
manos moviéndolas sin cesar, ensombrecidas por el sol que cuasi me cegaba. Me
acariciaba el rostro, la nariz los pómulos, los carnosos labios y baje mis
manos respirando con calma, gire mi cabeza para ver el inmenso mar.
Me quede pensativa por lo que podría hacer después,
que seria mi vida, como seria mi vida siendo Millie. Como seria ser una
adolescente. Seria bastante complicado, coger una vida que no era la mía.
Busque la ropa de ella y me quede asombrada al ver que
no había llevado sujetador, me sorprendí al ver que no encontraba las
braguitas, ella o yo a hora había pensado en llegar follar y bañarse desnuda.
Solo me puse la poca ropa que había traído, una camiseta de tirantes que
marcaba pezones y con cuidado con la forma de moverme por si saltaba un pecho,
si saltaban los dos pechos y me salían de la prenda de vestir dejándome semi
desnuda, pantalones muy cortos sintiendo la fría cremallera de acero contra mi
vagina y me puse sus zapatillas de deporte.
Cogí ropa masculina liándola con las toallas, mientras
salía hacia la carretera, veía como anochecía lentamente, llegue a la carretera
y tire todas las pistas de mi ex masculinidad a la basura. Era a una chica, era
una chica que se moría de miedo por estar de noche en una apartada carretera
esperando el autobús. Me sentía como un chico de cuarenta años, de 1,80 atrapado
en una cárcel de 46 kilos y un 1,63 de altura, con la misma fuerza de sus
débiles músculos.
Me quede esperando el autobús, con miedo al pensar que
algún loco me podría violar, eran las cosas y los miedos que tenias por lo que
tenían que pasar las mujeres o se decían que tenían que pasar.
Al estar esperando en esa parada, con el sonido de los
grillos, con la única luz que tenia era la luna y su móvil, a hora el mío,
donde lo observaba para aprender de ella, de quien era yo a hora. Intentaba
perderme en sus comentarios y mensajes para aprender cómo sería mi carácter a
hora, mientras que intentaba olvidar mi soledad, mi peligrosa soledad. Miré mi
reloj de pulsera y vi llegar a un hombre de unos cincuenta años, de larga barba
y vestido como un hippy apestoso. Yo trague saliva y le salude con una sonrisa.
Ese hombre me observo y eso hizo que me muriera de miedo por unos instantes.
Sentía como el sudor recorría mi final y suave
espalda, me había recogido el pelo con una goma que llevaba Millie como
pulsera, no recordaba donde lo llevaba hasta que me lo puse en el pelo, hacia
que tuviera una amplia frente, que se llenaba de diminutas gotas de sudor,
gracias a la tensión, gracias al calor de la noche.
Cuando el tipo se quiso acercar, cuando pude oler su
asqueroso olor a sobaco y basura llego el autobús, hasta que paro frente a mi y
por miedo me subí con la mala fortuna que me caí de cruces contra el suelo, fui
recogida por el asqueroso hombre y mientras se cerraba las puertas del bus pude
ver como se despedía de mí, al final no seria una adolescente violada y no
todos los hombres eran asquerosos violadores.
Me fui a la parte mas apartada del bus, tenia suerte
que no había nadie a esas horas, viajaría sola hasta mi destino, me quede un
buen rato mirando el paisaje alumbrado por farolas. Parecía todo tan tranquilo,
nadie sabia la locura que estaba viviendo en aquel momento, era un hombre con
el cuerpo de mi novia, era una locura, era mejor no encontrarme con nadie, por
que si llego a contarle mis problemas pensaría que era una adolescente con una
gran imaginación y que estaba totalmente loca.
Al llegar a la calle donde vivía Millie, donde a hora
viviría por a hora, hasta encontrar alguna forma de volver a ser yo, alguna
forma que ella volviera, tendría que tener una solución para este gran
problema. Entre en el portal y cogí el ascensor, sabia donde vivía por que la
recogí un par de veces, solo llegaba al descansillo y veía como salía de su
casa, jamás había entrado a su casa, hasta hora.
Al llegar al piso donde vivía, me acerqué a la puerta
del piso donde vivía, abrí la puerta y vi que todo estaba muy oscuro, solo se
escuchaba algunos ronquidos, no sabía, ella no me había contado ni siquiera con
cuanta gente convivía ¿Padres, tenía hermanos? Después de confundirme con un
par de puertas, el servicio, el comedor, el lavabo encontré mi habitación, era
una perfecta habitación de una jovencita.
Cerré la puerta y respire con calma, tenia que buscar
cualquier cosa que me pudiera dar información de cómo ser ella ¿Espero que
tuviera un diario o algo parecido? Rebusque por todos lados y no encontraba
nada, no encontré nada y me fije que había un ordenador portátil:
-Es una nueva generación, no es como en las películas
ni las series seguro que escribe en ese ordenador sus sentimientos….
Puse el ordenador y comencé a rebuscar cualquier cosa
que ella, que era yo a hora había escrito, cualquier cosa para saber como era
realmente, como me tenia que comportar hasta el momento que volviera a ser un
hombre o ella volviera a su cuerpo. Forcé algo mi mirada para ver lo que ponía
en un documento y descubrí una cosa, que ella usaba gafas y se forzaba día a
día para que no se notara, seguro que las usaba en casa viendo alguna película,
leyendo algún libro, revista o con el ordenador.
Me canse de forzar mis ojos para poder leer lo que
ponía en la pantalla, la transformación o lo que fuere que nos paso era
perfecta, hasta su necesidad de usar gafas. Vi encima de la mesa unas gafas y
me las puse, todo se aclaró un poco más.
“Querido diario conocí a Raul, un chico bastante
mayor, creo que tiene casi cuarenta años, después de experimentar un poco,
quiero saber que es hacerlo con alguien mayor, pero el no se llevara el premio
de mi virginidad ya que lo hizo Ricardo”
Negué con la cabeza y me abrí un poco los pantalones
para ver mi desnuda vagina, al no llevar bragas “Me dijiste que eras virgen,
virgen con una persona de veinte años mas que tu”
Seguía leyendo y sabiendo como sería mi carácter para
los próximos días, asentí con la cabeza y mentalmente practicaba como sería mi
día a día, cuando termine de buscar mas datos de mi nuevo carácter, busque algo
sobre la cala donde habíamos ido.
Me quedé asombrado al ver que aquella cala era el
sitio donde hace mas de veinte años una secta compuesta solo por mujeres hacían
sus ritos, asentí con la cabeza al leerlo, posiblemente aquel sitio quedo
encantado por aquellas mujeres durante dos décadas. Seguí rebuscando y pude ver
que la secta desapareció mágicamente en unos días, decían que se metieron en
las aguas del mar y desaparecieron, solo encontraron sus togas.
Me tire en la cama pensativa, no sabia que tenia que
hacer con su vida como nueva adolescente, mire al techo pensativa y suspire,
tendría que buscar ayuda para ser una mujer, para volver a ser un hombre, para
que volviera la verdadera Millie.
Mire la puerta cerrada y ya que estaba en tes cuerpo,
me baje los pantalones y ya que no llevaba bragas pues el trabajo estaba casi
hecho, me lamí los dedos y a ser escarbando en mi nueva vagina. Cerré los ojos
tranquilamente, me lamí los labios y me mordí el labio inferior. A frotar mi
clítoris transformarme.
Se abrió la puerta de mi cuarto y al ver como se
abría, me gire rápidamente avergonzada y caí de la cama, envuelta con mis
sabanas.
Aquella chica de unos cuatro años mas que mi cuerpo
femenino, era la hermana mayor de Millie y había escuchado unos leves gemidos,
tuvo que entrar en mi cuarto para saber lo que estaba pasando:
-¿Millie que te está pasando, que hacías?
Me levante de golpe y comencé andar torpemente sin
querer dejar escapar mis sabanas, con los pantalones en mis rodillas, quería
enfadarme por no tener intimidad, pero no sabia como se llamaba aquella chica,
la verdadera Millie no me dijo nada, no me dijo como se llamaban sus hermanas o
sus padres.
-No me pasa nada….
Volví a tropezarme cayendo contra el suelo, ella se
acerco a mi y me ayudo a levantarme, pego contra sus generosos senos,
pegándolos contra los míos, sentido como estaban apretados unos contra otros,
su rostro redondo, pelo oscuro y corto, ojos risueños, también bastante
generosa en carnes y en voluptuosa.
Respire avergonzada y algo excitada por la presión de
nuestros senos, de cómo me cogía por los brazos, pero eso estaba mal. Bajé mi
cabeza y pude ver una foto encima de una estantería, un marco fabuloso que
tenia nuestros dos nombres, Millie y Joey.
-Me había hecho daño en una pierna y al ponerme la
pomada, me alivio tanto que comenzar a gemir un poco.
Baje la cabeza con el rostro enrojecido:
-Oye me puedes dejar sola….
Joey me miro y asintió con la cabeza:
-Buena pomada usas, tendré que comprar una igual,
mañana vamos comprar ¿Vale?
Yo asenté con la cabeza y fui dando pasos hacia atrás,
mientras que Joey salía de mi nuevo cuarto, ya me estaba dejando fascinada por
su jugoso culo que tenía, premiado por esos senos, se notaba que, si relato mis
ideas en este relato de mi transformación, estaba mas que excitada al ver ese
cuerpo, me sentía culpable por que era la hermana de Millie o mejor dicho mi
nueva hermana.
A hora que estaba a solas en mi habitación, cogí una
sabana y me la metí en la boca para no escuchar mis gemidos, entonces si comencé
a jugar con mi sexo, no podía pensar en mi cuerpo desnudo y el cuerpo de Joey
desnudo, mentalmente no era mi hermana. La cuestión de todo esto es que no
quería ser así, pero me ponía muy cachonda aquella situación que había vivido
hace un par de minutos.
Abrí los ojos lentamente y vio que Joey había entrado
en su habitación, se estaba desnudando frente a mí, yo me tapé el rostro con
las sábanas avergonzada, cuando me quise dar cuenta sentí como se subía encima
de la cama, encima de mí. Me quito las sabanas de mi rostro y yo pude ver su
cuerpo desnudo, esas perfectas tetas veinteañeras. Ella sonrió al verme y me abrió
subió la camiseta para ver mis pechitos, yo me avergoncé totalmente. Ella me cogió
de las caderas y se pegó contra mí, mis pechos contra los míos, se comenzó a
frotar contra mí, yo le seguí el juego por lo cachonda que me estaba poniendo abrazándola:
-Joey creo, creo que esto sería incesto….
Seguía y seguía frotándose contra mi cuerpo, nos frotábamos
sin cesar, hasta que me comenzó a estirar de los mofletes, eso hizo que me
despertara y viera a Joey frente de mí, todo lo que había pasado era un sueño húmedo,
estaba allí frente de mi vestida:
-Vamos Millie, vamos despierta…
Yo negué con la cabeza despertándome:
-Si, si….
Ella se fijó que la parte de mis sabanas que cubría mi
sexo estaba algo húmeda y me miro a los ojos:
-¿En que estarías soñando?
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