domingo, 15 de marzo de 2020

Mundo Virtual Cap 2 Michumi

Hitomi Tanaka es Oscar Solorzano
Al presionar star en la pantalla, el teclado del ordenador lanzo unos rayos verdes a los ojos de Oscar, la nueva tecnología virtual hacia que desde tu casa pudieras entrar en esos nuevos juegos, pudieras convertirte en tu personaje, el rayo verde leía toda tu información gracias a tus ojos.

Michumi se miro las manos y se quedo sorprendida, la tecnología había superado los gráficos, era ser carne, era ser tu realidad, muy lejos de los 8,16,32 bits era la nueva carne, era la nueva realidad. El chico había entrado al juego siendo esa voluptuosa chica.
Se toco el rostro tan fino, tan femenino, se toco ese pelo tan sedoso y oscuro que se resbalaba por sus dedos, sobre todo vio esos enormes pechos, eran tan grandes, eran tan sensibles su pezones, era tan increíble sentir aquello en ese mundo virtual, quiso mirarse esos pequeño pies o su sexo pero no podía verlo por esos gigantescos senos que tenia.

-Madre miá son enormes.

La chica se quedo asombrada al sentir esa voz tan fina, tan cariñosa, tan dulce y asiática, eso hizo que abriera los ojos como platos, lo que podía siendo rasgados como eran. Se llevo la mano a su vagina, era un tacto tan extraño, húmedo, viscoso, eran labios vaginales. Se llevo sus manos tras su espalda para tocar sus glúteos:

-Soy Michumi.

Miro a su alrededor y vio un largo pasillo de paredes de hormigón y fue andando lentamente, sintió el frio suelo en sus pequeños pies y se encontró a cien metros un perchero donde había algo de ropa, un pequeño sujetador, un tanga, unos calcetines blancos con franjas rojas y zapatillas de deporte “De regalo en el juego ropa de principiante” Michumi se puso el tanga y los calcetines, se puso las zapatillas y llego lo complicado ponerse ese pequeño sujetador, tuvo que intentarlo con todas sus fuerzas para que entraran las dos, eran tan grandes:

-Joder me pase con el tamaño…

Al abrochárselo sintió que podría en cualquier momento explotar, estaba tan apretado:

-Espero no saltarle un ojo a nadie.

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