sábado, 14 de noviembre de 2020

Un Hada Mágica Cap 4 Hago lo que quiero

Gianna Michaels soy yo
Mi hada mágica había estado a mi lado desde que entre al despacho para la entrevista y pudo ver como me fue, estaba muy contenta porque lo había conseguido, pero estaba algo decepcionada, era mi sirvienta mágica y parecía que cada paso que daba era para demostrar que no necesitaba que usara sus poderes conmigo.

Estaba en el bar que estaba frente a las oficinas donde comenzare a trabajar, me había pedido un café con leche y un croissant, me lo estaba tomando tranquilamente mientras que los hombres me desnudaban con la mirada y discutían donde me habían visto antes, vio como mi Hada entro y se sentó a mi lado, le mire sonriendo.

-Ves lo conseguí y a hora trabajo en unas oficinas, sin usar tus poderes, soy una mujer formidable…..

Ella negó con la cabeza al escucharme, quería ayudarme, quería usar sus poderes ya que estaría atada conmigo para siempre, si no lo hacia se sentía muy inútil:

-¿Gianna y que puedo hacer con mis poderes?

Negue con la cabeza al escucharla, lance un largo suspiro, ya que no quería verla tan triste, tenia que ser una mujer por su culpa, aparte era lo mejor que me había pasado en la vida, porque podía comenzar de cero, parecía que le debía algo.

-Usaremos tus poderes pero que no sea en mi trabajo, ni superación personal, ¿entendido?

-Si, si….

Ella me miro con la boca abierta, si que estaba cumpliendo mis deseos, pero lo más bajos, de mis mas bajos instintos, me había quitado de mi cuerpo la gran maldición de engordar, me estaba observando tirada en el sofá desnuda comiendo sin cesar pollo frito, costillas, helados, chocolate, mientras que comía sin cesar ella había creado juguetes sexuales que penetraban mi coño, estaba disfrutando de mi fiesta personal sin cesar, podría estar así durante horas, el hambre y las ganas de follar nunca se terminarían.

-¿Gianna, algo más? Creo que eres la única persona que comen sin cesar y se masturba a la vez….

-Ñam, ñam pues no puedo parar, quiero comer, quiero tener más orgasmos……

Me metí en la ducha y me pegué una larga ducha para quitarme los rastros de salsa barbacoa, de aceite , lo había pasado bastante bien con ese placer tan intenso, me puse mi pijama y salí al comedor, allí vi a mi hada mágica con un batido de chocolate y bastante pensativa:

-¿Qué te pasa Hada mágica?

Ella me miro con sus ojitos:

-Gianna y que are yo si estas trabajando?

Sonreí mirándole a los ojos, me acerque a ella y me senté a su lado, le acaricie el rostro:

-Usaras tus poderes para dos cosas, para trabajar en las mismas oficinas que yo y aparte serás la ayudante de la secretaria, es un puesto que me inventado, pero seguro que tu lo puedes hacer, lo puedes inventar….

Ella me miro a los ojos sonriendo:

-Gracias, gracias….

Yo le mire a los ojos:

-Y a hora quiero un par de cosas, un tubo, una manguera y que me metas en este cuerpo que no puede engordar 200 litros de chocolate con leche, durante cinco horas y que no corra el reloj, hasta que terminemos ¿Entendido?

-Si ama…..

Yo estaba en la cama con los brazos abiertos, con las piernas abiertas y con esa manguera en la boca, mientras que entraba por el embudo litros y litros de chocolate, gracias a mi hada mágica. Al terminar me saque la manguera de la boca y mire el cuerpecito de lolita de mi sirvienta mágica:

-Dime una cosa ¿Las hadas mágicas quieren hacer el amor, practicar sexo? O solo es cuando se lo piden, cuando te lo pido……

Ella hizo que despareciera la manguera y el embudo, se sentó en mi cama y me acaricio el rostro, mi rostro redondo de pelo oscuro:

-Bueno a mi nunca me apetece, no tengo ganas de hacer el amor, no nos reproducimos y nunca me pica para practicar….

Asentí con la cabeza:

-Pues entonces follemos…

Kenzie Reeves es Hada mgica
Ella asintió con la cabeza y se abrió su blusa azul claro, y se quito el sujetador para mostrarme sus diminutos pechos, se bajo los pantalones tejanos, ella se acerco a mi y comenzó a tirar de mis pantalones para quitármelos, después las bragas, me comenzó a besar, hasta que comenzó a quitarme la camisa de mi pijama. Tendríamos sexo sin cesar aquella noche.



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