Lina al pasar de los días se comenzó a obsesionar con aquella puerta, tenia algo que le llamaba mucho la atención y no sabia el porque, que había allí, que escondía. Elizabeth se apoyo contra la litera y observo como su amiga estaba dibujando aquella puerta. Andrea se acerco a la musculosa chica y le cogió por la cintura poyando su cabeza contra su espalda:
-¿Que le pasa a mi musculosa amiga?
Elizabeth levanto la ceja y acaricio el pelo de Andrea:
-Mmm, Lina me hace pensar en esa puerta en mis extraños recuerdos masculinos y en nuestros sueños...
Andrea se quedo muy pensativa, eso hizo que Elizabeth se girara y le mirara a los ojos, ese silencio le hizo dudar que no era la única que tuviera sus dudas:
-Creo yo que tengo tambien esas dudas.....Tambien sueño con otro mundo, no estamos en este manicomio.
Un recuerdo que se comenzó a visualizar como si lo hubieran vivido, Andrea con su ropa sexy de muy poca tela, se quito su zapato y aquel hombre se metió los dedos en la boca, el millonario de unos treinta años, con apariencia juvenil se volvía loco por los pies de las chicas, sobre todo de Andrea. La chica cogió una botella de champan y baño su pierna con el liquido de fiesta. Ella estaba con ese chico en una cama, en su éxtasis con las drogas vio a su alrededor otras camas, Elizabeth lo estaba haciendo con otro hombre, la rubia se dejaba llevar por las manos de su rico amante aunque no podía dejar de pensar en Lina, su querida Lina, la mujer que amaba.
Lina cogía fuertemente las sabanas mientras era penetrada analmente, cerraba los dientes con fuerza, entre el dolor y el placer, no era lo que deseaba en aquel momento, quería volver a quedarse dormida en los musculosos brazos de Elizabeth.
Angela era mas viciosa que sus amigas y en vez de un hombre tenia a dos, sus orificios deseaban placer y si era doble era mucho mejor, gritos de placer para saciar su vicio aumentado por las drogas, aumentando con su cuerpo calenturiento y sudado.
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