domingo, 22 de marzo de 2020

La gran invasion Cap 1 Ellas estan hay

Mick hace unos meses que trabajaba con su mejor amiga Emily en un experimento para el instituto, los dos chicos se habían pasado unas cuantas horas juntos desde hace tres meses, habían conseguido que le cedieran el laboratorio para final de clase. La chica estaba con sus cálculos pensativa, se llevaba la punta del boli pensativa ya que quería mostrar una cosa que nadie ha podido ver jamás, que no había podido ver el ojo humano, la otra dimensión. En la otra dimensión que no podíamos ver en el laboratorio habían cincuenta mujeres que Emily no podía ver, cincuenta mujeres de cuerpos delgaduchos, piel blanquecina, pelo rubio y corto, senos pequeños, culos respingones, totalmente desnudas, algunas estaban masturbándose en el rincón dela habitación, tiradas encima de las mesas del laboratorio seguían tocándose, algunas hacían un 69, se frotaban sus sexo, jadeando de placer. Algunas se frotaban con Emily, le pasaban la lengua por su rostro, pegando sus pechos contra ella. Pelo la joven científica en su dimensión no podía ver nada de todo eso. Mick había salido a coger unas latas de bebida, en la otra dimensión estaban en el pasillo cientas de estas mujeres rubias follando sin cesar, una a cuatro patas y otra lamiéndole el ano, otra detrás de ella. Mientras que el chico sacaba la bebida había dos chicas desnudas abrazando al chico, pasando la lengua por su cara, otra le cogió de la cintura y se frotaba contra él. En la dimensión de Mick era todo tan aburrido. Cogió las latas de refresco y al pasar por el pasillo que en otra dimensión era una gigantesca orgia lésbica de clones. El suspiro sin saber que miles de chicas se frotaban con él, que se abrían de piernas para que se las follaran, ellas querían llegar hacia el pero él no las veía, nadie podía ver esa dimensión.
Emily sonrió al pensar en una ecuación nueva, cogió su libreta y comenzó a escribir sobre la mesa, encima de la mesa estaban en la dimensión visual que ella no podía ver dos chicas de pelo corto rubio, cuerpecitos delgaduchos masturbándose, que miraban a la chica con mucho placer, cuando ella escribía dos chicas le tocaban los pechos y le pasaban sus lengüecitas por su cuello, tanto sexo que ellas disfrutaban y la joven científica no podía ver ni imaginar. Mick trajo un par de latas y le dio una a su amiga, la chica sonrió y le enseño lo que había calculado, el chico miro el cálculo, sin saber que Emily era rodeada por las mujeres de otra dimensión que se besaban y acariciaban sus pechos, pasaban sus manos por su entre pierna. Mientras que el chico miraba lo que le había dado su amiga, unas chicas de la otra dimensión frotaban sus cuerpos desnudos contra el suyo. El chico miro a su amiga y sonrió:
-Me encanta ¿Qué tal si mañana lo hacemos? Estoy cansado..
Emily cogió sus cosas mientras que en la dimensión sexual las mujeres se frotaban con su cuerpo, follaban por toda la habitación:
-Vale Mick, tengo tantas ganas de presentar esto en el concurso de ciencia...
Las chicas de la dimensión que no podíamos ver, la dimensión de las chicas de cuerpecitos de lolitas, de pelo corto y rubio podían frotarse con todo, follar a nuestro alrededor pero no podían mover las cosas a su placer, tenían que esperar que los humanos movieran las cosas y ellas rápidamente se aprovechaban de eso. El chico llego a su casa y pudo ver que su madre Carolina estaba durmiendo, la mujer estaba tumbada en la cama con la boca abierta, dando ronquidos, pero no sabía ni ella que tenía encima de su cara una chica de otra dimensión con las piernas abiertas aprovechando que sus labios se deslizaran por su coñito, al lado de la madre de Mick estaban un par haciendo un 69, otras dándose el lote pegándose contra las paredes. El chico se pegó una ducha y cuatro chicas se frotaban contra su cuerpo, el chico no veía aquello, era imposible y suspira por perder la virginidad. El chico se acostó en la cama y puso la televisión se comenzó a masturbar al ver una película porno, tres chicas se llevaban su polla a su boca, disfrutaban tanto de aquello, mientras que otras dos le besaban, le lamian el cuello. El chico tras correrse dejo que su polla volviera a su tamaño mientras descansaba, pero seguía muy dura, mientras se quedaba dormido, un par de chicas se metían su polla en su coñito, un par pero ya había una cola para meterse esa polla en su coñito o culo.
Emily cogió el autobús para llegar a casa, estaba cansada y estaba deseando pillar la cama, al subir al medio de transporte sonrió al ver que iba cuasi vació, tenia un sitio para sentarse y poder ver el paisaje urbano. Al sentarse no se daba cuenta lo que pasaba en la dimensión de las lolitas, en los asientos aquellas chicas desnudas, de pelo corto y rubio, cuerpo delgaduchos follaban sin cesar entre ellas, lo suyo eran orgías en esa dimensión que tocaba la nuestra pero para nosotros era invisible. En el pasillo del autobús se frotaban entre ellas, se lamían sus coños, sus pechitos. Dos lolitas dimensionales estaban manoseando a Emily y besandole el cuello, mientras que ella miraba el paisaje le metían mano no mas allá de la tela de su ropa. Una de esas chicas se puso en pie en el asiento pudiendo frotar su coño en el rostro de la chica.
Mick se había levantado muy temprano su madre Carolina ya estaba preparando el desayuno, mientras andaba por el pasillo, cinco lolitas invisibles para el chico, estaban a cuatro patas una tras otra lamiéndose sus anos y gimiendo, pero sus gemidos eran mudos para nuestra dimensión. El chico sonrió al ver a su madre y al ver que tenia un plato de beicon con huevos encima de la mesa, al sentarse 10 lolitas lo rodeaban masturbándose sin cesar.
Carolina sonrió al mirar a su hijo mientras que las lolitas dimensionales le lamían el cuello y acariciaban su cuerpo:
-¿Que aras hoy cariño?
-Pues mama hoy vamos a probar los nuevos cristales para el proyecto de las gafas…

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